Este 2025 no es un año más para Adolfo Cambiaso —es uno que reescribe su historia en tiempo real. Ganó su noveno Abierto Británico, superando una marca que parecía imposible, y lo hizo junto a su hija Mía, protagonizando una imagen que mezcla emoción y legado: padre e hija levantando la Gold Cup en el templo de Cowdray Park. Ya en 2020, lo había logrado con Poroto; ahora vuelve a romper esquemas con otro capítulo familiar.

Pero eso no es todo. En abril, fue campeón del US Open con Tamera, en un equipo donde mostró lectura táctica y una versatilidad inusual para un jugador de su recorrido. En una temporada marcada por el recambio generacional, Adolfo no sólo compite: domina.

A eso se suma el lanzamiento de su serie documental: “Adolfo Cambiaso: en el nombre del polo”, que no solo expone su trayectoria, sino que pone al deporte en primera plana mediática, multiplicando rating y acercando el polo a nuevos públicos. La narrativa de Cambiaso ya no se limita a la cancha: se convierte en contenido, en símbolo y en puerta de entrada para futuras generaciones.

Y como si fuera poco, se acerca la Triple Corona Argentina, donde compartirá equipo con su hijo Poroto y sus sobrinos. Una configuración que va más allá del apellido: es una sinergia familiar competitiva, construida con visión de largo plazo.

Este 2025 es más que un calendario lleno de triunfos. Es el año en que Cambiaso muestra que su historia no se repite: se multiplica. Y cada capítulo que escribe, deja una huella que transforma no solo el polo… sino el modo en que lo vivimos.


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