Electrizante. Era lo único que le faltaba a la final del British Open de polo. Una jugada cinematográfica, de las tantas que suele haber en los partidos. Ejecutada a la perfección. Empatados 11-11, UAE Polo Team y Dubai van al throw-in que separa la alegría de la tristeza, el éxtasis de la frustración, la satisfacción plena del sabor agridulce que representa haber estado tan cerca. Las marcas estaban delineadas. Era clave no perder al hombre y mucho menos hacer foul. Es el minuto final del partido, 43 segundos faltan del sexto y último chukker. La gloria o el suplementario.
La bocha llega al fondo y le queda del lado ideal a Barto, que la maneja sobre el estribo derecho y empieza a girar para ese lado en el centro de la cancha. Su hermano queda del lado izquierdo, impedido de entrar en acción, invalidado para buscar enganchar el taco. Nadie puede entrar en esa jugada. Apenas lo ve girar, Lukín Monteverde empieza a despegar. Es un segundo nomás de intuición, de anticipación. Fue decisivo. Tanto como la jugada perfecta que hace Barto Castagnola. Giro completo, primer toque a la pelota, ayudado por Tommy Beresford, que lo termina de cortinar para limpiarle el camino y el tacazo letal. Cuando Castagnola (h.) le pega, Monteverde (h.) ya le había sacado tres metros a su marca y muchos más a los otros jugadores de Dubai. El pase es exacto, dentro de las 20 yardas y un poco abierto sobre la izquierda. El delantero de UAE cumple con el manual del delantero: swing abierto para darle efecto. ¡Tac y gol de campeonato! UAE campeón de uno de los torneos más importantes del polo europeo. Por primera vez. El duelo de hermanos queda en poder del mayor, por 12-11.
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